Hasta ahora la Red como espacio comercial
se está consolidado, con mayor o menor éxito, como mercado para
determinados sectores: financiero, viajes y turismo, comercio
electrónico de bienes y servicios, servicios públicos y
gestiones con las AA.PP o como canal complementario de atención
al cliente, entre otros. Sin embargo, para la comercialización
de los productos de la Industria cultural, hasta el momento, el
sector se ha encontrado con muchas dificultades por diversos
motivos. Básicamente la dificultad de evolucionar sus modelos de
negocios tradicionales a un nuevo contexto y la facilidad de
replicar sus contenidos y la distribución gratuita escapando a
cualquier control comercial.
Ahora bien, tengo la impresión que Apple está entendiendo muy
bien la dinámica de la Red y su transformación en un espacio
preferencial para el consumo de masas de los productos de la
industria cultural. Desde hace unos años, Apple ha ido cambiando
radicalmente de estrategia en su modelo de negocio. Desde una
posición de fabricante de un ordenador “exclusivo” –marca,
diseño, etc. – asumido como la “herramienta” de los creativos de
todo tipo, a la posición actual: proveedor mundial de
dispositivos móviles destinado al consumo de productos
culturales –música, video, cine, juegos y textos –prensa y
libros-.
Si repasamos los principales acontecimientos en la estrategia de
Apple podemos observar lo siguiente:
Cuando en el mercado ya existían los reproductores mp3, con el
lanzamiento del iPod, en el 2001, revolucionó el mercado. Al
margen de la aureola de la marca heredara del segmento de los
ordenadores y las características técnicas y de diseño del
dispositivo, la principal innovación que incorporó fue integrar
el reproductor con el iTunes Stores, la plataforma para
comercializar música que ya cuenta con más de 100 millones de
cuentas con tarjeta de crédito y que ha vendido más de 8.500
millones de canciones.
Cuando en el mercado ya existían los smartphones, con el
lanzamiento del iPhone, en el 2007, volvió a revolucionar el
mercado. Un dispositivo minimalista con un software intuitivo y
de calidad que incorporaba marca, diseño y funcionalidades
multimedia y que integraba, además de la telefonía móvil, el
acceso a Internet –banda ancha móvil y Wifi- el concepto del
IPod y ciento de aplicaciones. Obviamente también integro el
nuevo dispositivo con la iTunes Store ampliando la oferta de
servicios.
Cuando en el mercado ya existían los lectores de libros
electrónicos, las consolas de juegos y los netbooks, hace unos
días, Apple anuncia su nuevo producto el iPad, un dispositivo
que, incorporando muchas de las características del iPhone,
integra las funcionalidades de los lectores de los libros
electrónicos, las consolas de juegos y los netbooks. En estos
días, desde la presentación del dispositivo, ha surgido varias
críticas sobre deficiencias en las prestaciones al no cubrir la
totalidad de la suma eReader+ videoconsola + netbooks, pero lo
importante es que redefine el concepto de iTunes Store para
convertirlo en el gran supermercado mundial de productos
culturales.
Únicamente con la presentación del iPad, Apple está consiguiendo
redefinir el mercado de los dispositivos y la distribución. De
la noche a la mañana, ha dejado, por un lado, obsoleta la oferta
mundial, desde un punto de vista tecnológico, de lectores de
libros electrónicos y netbooks y, por otro lado, ha provocado un
cierto pánico en el sector de las videoconsolas. Al mismo
tiempo, está redefiniendo el mercado de la distribución de los
productos culturales: pone en jaque a sectores de la
distribución de los eBooks, fundamentalmente Amazon, y abre un
amplio horizonte para que la prensa pueda canalizar su oferta de
contenidos a través de iTunes Store.
Por su concepción, el iPad no es un nuevo gadget tecnológico, no
es un tablet tal como lo había estado definiendo el mercado, es
un útil dedicado básicamente a la visualización de contenidos y
no para la producción de éstos, un compañero perfecto para el
trabajo, el ocio y los desplazamientos que reúne acceso a
información, vídeos y libros, prensa y juego: todo el universo
de la industria cultural en un formato más o menos confortable
dirigido a un amplio segmento de consumidores que no les plantea
ningún problema pagar por contenidos culturales si éstos son
accesible fácilmente.
Ignoro como va a evolucionar la estrategia de Apple y los que
imiten su modelo de negocio, para eso están los “gurús” y sus
bolas de cristal, pero, con el concepto de dispositivo como el
iPad y la comercialización de productos y servicios a través de
plataformas como iTunes Store, AppStore y su librería iBook,
está marcando un antes y un después en la distribución y
comercialización de contenidos culturales de pago consolidando
un equivalente a las cadenas de distribución como “El Corte
Inglés”, es decir, un sitio donde podemos encontrar “casi todo”.