En 
				las profundidades de la selva 
				amazónica, miles de personas viven en relativo aislamiento 
				del resto del mundo.
				
				En un comunicado enviado recientemente a la prensa, el gobierno 
				brasileño confirmó la existencia de otra tribu no contactada, de 
				cerca de 200 individuos, en el Valle de Javarí. La reserva se 
				encuentra localizada cerca de la frontera 
				peruana y es casi 
				del tamaño de Portugal. Al menos 14 tribus no contactadas, con 
				una población total de 2.000 individuos, viven en la región.
				
				El grupo recién observado vive en cuatro grandes chozas con 
				tejado de paja; y cultiva maíz, plátanos y maní, entre otras 
				plantaciones.
				
				La FUNAI observó claros en la selva utilizando mapas 
				hechos por satélite, pero únicamente en abril una expedición 
				sobrevoló la región y consiguió confirmar la existencia de la 
				tribu.
				
				"El trabajo de identificar y proteger grupos aislados forma 
				parte de la política pública brasileña”, afirmó a Associated 
				Press el 
				coordinador de la FUNAI para el Valle de Javarí, Fabricio Amorim. 
				"Una confirmación de este tipo exige años de trabajo metódico".
				
				La FUNAI calcula que existen 68 tribus 
				no contabilizadas viviendo 
				en el Amazonas. La organización utiliza aviones para 
				no perturbarlas con el contacto personal (imagino lo que piensan 
				al ver los aviones), 
				pero eso no significa que los demás respeten el derecho a la 
				privacidad de las tribus.
				
				La pesca, 
				la caza y la tala ilegal atraen invasores. Otra amenaza radica 
				en la exploración de petróleo en 
				la frontera peruana. Misioneros y traficantes de droga también 
				invaden las tierras protegidas de los grupos indígenas, 
				manifestó Amorim.
				
				¿Vieron Los 
				últimos días del Edén, con Sean 
				Connery? La película es 
				un relato de lo que podría ocurrir cuando los conquistadores 
				chochan con los pueblos nativos. Los intrusos pueden causar 
				daños a la tierra e influir en la cultura 
				de los pueblos indígenas, además de traer enfermedades que 
				podrían exterminar poblaciones completas. 
				
				Los pueblos indígenas brasileños lograron el derecho legal de 
				mantener sus tierras originales en la Constitución de 1988. La 
				ley exigía que todas las tierras ancestrales indígenas debían 
				ser demarcadas y entregadas a las tribus en un plazo de cinco 
				años.  
				
				Hoy en día los grupos 
				indígenas controlan 
				el 11% del territorio brasileño, incluyendo el 22% del Amazonas.
				
				Permitir que los grupos indígenas mantengan sus tierras no es 
				únicamente una cuestión de derechos humanos. 
				El resto del mundotambién 
				se puede beneficiar de sus conocimientos. Recientemente, asistí 
				a una conferencia de Mark Plotkin, autor de "Cuentos 
				de un aprendiz de Chamán: Un etnobotánico en busca de medicinas 
				en la selva lluviosa del Amazonas”, en la Universidad 
				de Missouri, Columbia. Plotkin pasó varios años viviendo 
				entre los pueblos del Amazonas, aprendiendo con sus curanderos 
				tradicionales.
				
				En su conferencia, Plotkin presentó numerosas medicinas, 
				conocimientos y otros materiales de gran utilidad que pueden ser 
				obtenidos de la convivencia con los pueblos indígenas del 
				Amazonas. Por otra parte, los indígenas también protegen 
				más eficientemente sus tierras, además de resultar más 
				económicos que los guardias forestales contratados.